Cajita mía
de Olinalá,
palo-rosa,
jacarandá.
Cuando la abro
de golpe da
su olor de reina
de Sabá.
¡Ay, bocanada
tropical:
clavo, caoba
y el copal!
La pongo aquí,
la dejo allá;
por corredores
viene y va.
Hierve de grecas
como un país:
nopal, venado,
codorniz,
los volcanes
de gran cerviz
y el indio aéreo
como el maíz.
Así la pintan,
así, así,
dedos de indio
o colibrí;
y así la hace
de cabal
mano azteca,
mano quetzal.
II
Cuando la noche
va a llegar,
porque me guarde
de su mal,
me la pongo
de cabezal
donde otros ponen
su metal.
Lindos sueños
que hace soñar;
hace reír,
hace llorar:
Mano a mano
se pasa el mar,
sierras mellizas
campos de arar.
Se ve al Anáhuac
rebrillar,
la bestia-Ajusco
que va a saltar,
y por el rumbo
que lleva al mar,
a Quetzalcoalt
se va a alcanzar.
Ella es mi hálito,
yo, su andar;
ella, saber;
yo, desvariar.
Y paramos
como el maná
donde el camino
se sobra ya,
donde nos grita
un ¡halalá!
el mujerío
de Olinalá.
En el estado de Guerrero (México) se localiza la localidad de Olinalá, popularmente conocida por sus artesanías hechas con madera de linaloe. De madera aromática y riqueza tradicional, las artesanías de Olinalá se caracterizan por fondos oscuros (generalmente negro) con ricos colores primarios representando motivos prehispánicos, de la vida diaria o elementos fantásticos.
Apreciadas por su belleza, las artesanías de Olinalá representan una forma atractiva de preservar las tradiciones y difundir la riqueza del estado de Guerrero, cuando visite la localidad no deje de conocer la rica variedad de cajas, baúles, arcones, en un sin fin de piezas talladas y decoradas al estilo de Olinalá.