Guardo la fotografía
en que mi abuela
conduce un Buick sedan
y lleva a su madre en el asiento trasero.
A menudo pienso
que quise hacer lo mismo:
conducir un automóvil
y llevar a mi madre a donde ella quisiera,
quizás hacia la escena lejana en que la abuela
condujo el viejo Buick.
Mi madre
nunca tuvo automóvil ni manejó ninguno,
mi abuela fue algo serio:
condujo como en sueños,
lo que no existió nunca.
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