22 de nov. de 2011

Poema de Dulce María Loynaz


La duda

Era buena la Vida:

Había rosas.

Unos minutos antes me había sonreído un niño...
Pasó volando y me rozó la frente.




No sé por dónde vino 

ni por dónde se perdió luego pálida y ligera...
No recuerdo la fecha.
No sabría decir de qué color era ni de qué forma;
no sabría, de veras, decir nada.


Pasó volando... Había muchas rosas...
Y era buena la Vida todavía...


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Quiéreme entera...
Si me quieres, quiéreme entera,

no por zonas de luz o sombra...

si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!

si me quieres, no me recortes:

¡quiéreme toda... o no me quieras!



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Yo te fui desnudando de ti mismo...

Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda, intacto y desgarrado
en alma viva...
Yo te fui desnudando de ti mismo,

de los «tus» superpuestos que la vida

te había ceñido...

Te arranqué la corteza -entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.

Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aún velados
de tinieblas y asombros...


Dulce María Loynaz : Poeta cubana nacida en La Habana en 1902 y fallecida en 1997.
Después de Doctorarse en Leyes, colaboró con las más prestigiosas publicaciones de su país y viajó muchas veces por Europa, Asia y América. Su poesía expresa la feminidad con ciertas pinceladas impresionistas y un toque íntimo como el de pocas  poetisas caribeñas. En 1986 recibió el premio Nacional de Literatura de su país, en 1991 el Premio de la Crítica  y en 1992 el premio Cervantes, convirtiéndose desde entonces en directora de la Academia Cubana de la Lengua.

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